Razón #1: no me gustaba la forma en que creías que eras el mejor en todo.
Razón #2: tu forma de ser tan cambiante según la persona con la que estabas.
Razón #3: Tu frialdad me congelaba.
Razón #4: Toda verdad la convertías en una mentira.
Razón #5: Siempre tenía razón, pero me llamabas paranoica.
Razón #6: Me hacías dudar hasta de mi misma.
Razón #7: Lo nuestro era un juego y cambiabas las reglas todos los días.
Razón #8: Nunca te entendí.
Razón #9: Estás bien sin mi, aunque yo todavía te extraño.
Razón #10: Nunca te arrepentiste por el dolor que me causaste. Y nunca lo harás.
Tu ausencia a veces me pesa, pero es un paso saber que de estas 10 razones no hay ninguna que haya hecho que no me alejaras.